ESCUDO DE LA II REPUBLICA ESPAÑOLA

ESCUDO DE LA II REPUBLICA ESPAÑOLA
SALUD Y REPUBLICA

viernes, 5 de febrero de 2010

INAUGURACION DEL MONOLITO DE POLACIONES

Hija y hermana de asesinados junto al presidente de la asociación 'Héroes de la República y la Libertad'


"Hoy, reunidos en torno a este monolito, es un día importante para todos nosotros y nosotras. Casi 70 años después, rememoramos a 16 republicanos, socialistas y comunistas, muertos por defender la IIª República española. Hijos todos de este Valle de Polaciones, bosque virgen de la naturaleza, que tañe su "bandurria" con la fuerza de las gentes libres, icono de la profunda entraña del País Cántabro." Esta era la introducción a nuestra aportación oral realizada hace un año; un exordio que no nos cabe otro remedio que volver a realizar por mor de una situación que mucho nos hubiera gustado nunca se hubiera producido.

De este modo, hoy no podemos por menos que vivir dos emociones contradictorias, pero complementarias. Sentimos, al mismo tiempo, tristeza y alegría.

Tristeza y dolor, porque hemos comprobado cómo el monolito que con tanta dedicación, orgullo y decisión, erigimos el 13 de Agosto del año 2006 apenas duró 15 días, destrozado por la mano agresiva, incomprensiva, insensible, de la sinrazón, del odio y del resentimiento, posiblemente de los descendientes de aquellos que se encargaron de la represión, de la venganza y de la desaparición de decenas de miles de republicanos y republicanas que defendieron la legalidad democrática frente al golpe de Estado perpetrado por un sector del ejército.

Tristeza y desazón, porque en este año hemos visto como, lejos de ser comprendida la motivación de los familiares, compañeros y amigos de las víctimas de la violencia franquista, que no tuvieron no sólo reconocimiento sino incluso tumba en que descansar y poder ser recordadas, hemos conocido la más abyecta de las campañas de una derecha política estatal española que parece querer esconder los horrores del franquismo, la represión más salvaje en tiempos de paz ejercida por régimen alguno en la Europa contemporánea, culpabilizándonos de "reabrir heridas" -¿cuándo han permitido que se cerraran las nuestras?-. Tristeza, porque lejos de identificarse con los principios democráticos de defensa de los ideales de libertad y justicia; y humanos, de respeto hacia aquellos y aquellas que fueron eliminados y ejecutados sin piedad, esta derecha política no ha condenado un régimen político que propició personajes, como, por ejemplo, un general -el general Mola- que todavía da nombre a muchas calles de las villas y ciudades españolas, y que en 1937 justificaba su locura con la vesania que transmiten las siguientes frases: "En este trance de la guerra yo ya he decidido la guerra sin cuartel. A los militares que no se han sumando a nuestro Movimiento, echarlos y quitarles la paga. A los que han hecho armas contra nosotros, contra el Ejército, fusilarlos. Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo".

Tristeza y perplejidad, porque -aunque ya no nos asustemos- una institución que, lejos de ser consecuente con lo que nos enseñaron -cuando la religión era materia obligatoria y la Formación del Espíritu Nacional la egregia significación de los valores de los escolares; por cierto, a la que nunca dirigió sus invectivas con la contundencia que está empleando contra la materia de Educación a la ciudadanía-, y aceptar la reconciliación y la apuesta por el respeto ajenos, en palabras del historiador Julián Casanova, "la Iglesia católica española continúa siendo la única institución que, ya en pleno siglo XXI, mantiene viva la memoria de los vencedores de la Guerra Civil y sigue humillando con ello a los familiares de las decenas de miles de asesinados por los franquistas, quienes, por cierto, a la espera de la Ley de Memoria Histórica, todavía no han encontrado la reparación moral ni el reconocimiento jurídico y político después de tantos años de vergonzosa marginación. A la jerarquía de la Iglesia católica no le gusta esa Ley ni tampoco desea que un Parlamento democrático apruebe un reconocimiento público y solemne a las víctimas del franquismo. Prefiere su memoria, la de sus mártires, la que sigue reservando el honor para unos y el silencio y la humillación para otros. Como hizo siempre la dictadura de Franco".

Tristeza y decepción, en fin, porque el Gobierno del Estado, el Gobierno de Cantabria, las instituciones y el principal partido que sobrevive desde la IIª República y del que formaron parte -según las estadísticas- aproximadamente el 60% de los ejecutados, desaparecidos, muertos y muertas en la contienda por la lucha por la libertad y frente al franquismo, siguen teniendo reparos y miedo en significar que estos muertos por la República y la Libertad fueron personas dignas, que no fueron asesinas, que perdieron su vida por la democracia y la libertad, por la igualdad y la justicia. Demasiado encadenados a sus complejos, atenazadamente temerosos de las campañas mediáticas de los neofranquistas, excesivamente supeditados a aquellos agentes que no dudarán en arrebatarles la gestión del poder cuando tengan ocasión de hacerlo, no parecen darse cuenta que a la mentira hay que responder con la verdad, a la represión con libertad, al fascismo con lucha, al olvido con la rememoración y el recuerdo emocionado de los nuestros. Cualquiera de ellos podríamos haber sido nosotros; sólo nos ha separado el ritmo de los tiempos.

Pero, al mismo tiempo, como os exponíamos, sentimos ambivalentemente, alegría, un profundo regocijo, porque pese a todas las adversidades, incomprensiones, manipulaciones y demagogias de tan baja alcurnia, nosotros y nosotras hemos vuelto a erigir este nuevo monumento, una estructura de hierro fundido que, en su donación, agradecemos a nuestros compañeros y compañeras de la querida y vecina Asturias. Nos habéis ayudado a volver a alzar un símbolo en favor de todos aquellos y aquellas a los que las circunstancias históricas les recluyeron al olvido.

Sentimos una profunda alegría y satisfacción porque los familiares, amigos y compañeros y compañeras políticas de estos muertos hemos resistido al desánimo, hemos hecho frente a la marginación, y hemos proseguido con nuestro deber de no olvidarnos de vosotros. ¿Quién diría, muertos republicanos y republicanas del Valle de Polaciones, que después de haber desaparecido proscritamente, casi setenta años después, seguiríamos honrando vuestra pérdida y valorando vuestro sacrificio?

Estamos alegres y esperanzados, en fin, porque militantes de base de los partidos políticos que sienten reparos, porque cristianos progresistas que entienden al Jesús del Evangelio de modo distinto a como lo hace su jerarquía, están con nosotros y nosotras, porque como decíamos hace un año, "nuestro mensaje es también un mensaje de paz; de paz y reconciliación, porque toda guerra no causa sino muerte, separación y dolor".

No podemos por menos que resaltar la satisfacción de cómo poco a poco, voces autorizadas por su aportación al mundo de la cultura, la sociedad o la política van reconociendo la justicia de nuestras aspiraciones, como Ian Gibson que, recientemente en Santander, ha declarado: «Me parece normal que la gente que tenga a sus padres y abuelos tirados como perros en una cuneta o en una fosa común quiera recuperarlos y darles un entierro digno». El hispanista opina que «durante 40 años de franquismo los ganadores ya pudieron buscar a sus muertos», y que esta iniciativa no responde a «la crispación, al revanchismo, ni al 'guerracivilismo'», sino a la «sed de normalidad» para corregir «una gran injusticia». «No es un lujo, es una necesidad, porque la sociedad no estará tranquila hasta que se resuelva este problema»,

Isidro Cicero Roldán, Daniel Fernández Roiz, Aniceto Fernández Terán, Maximino Gómez Gómez, Félix Gómez Gutiérrez, Domingo Gómez Lombraña, Joaquín Gómez Lombraña, Pilar Gómez Lombraña, José Gómez Oceja, Pedro Lombraña García, Víctor Lombraña García, César Morante Fernández, Ciriaco Morante Lombraña, Arturo Noriega Fernández, Pedro Roiz Polio y Nicolás Torre Torre, como republicanos y republicanas que venís de lejos, este homenaje recordando vuestras muertes, nos sugiere la siguiente reflexión: ¿qué motivo tan potente defendisteis para que 70 años después vuestro sacrificio no haga indiferente a casi nadie? Nosotros respondemos como decíamos hace un año: "la causa republicana de la democracia, de la libertad, de la justicia y del autogobierno de los pueblos, de la Cantabria que ya entonces comenzó a elaborar su Estatuto para defender su identidad y autonomía. Y, en este sentido, nuestro reconocimiento va a servir para rescataros del olvido, retornaros a la Historia e inscribiros con letras mayúsculas en la lista de todos aquellos y aquellas que dieron su vida, que sacrificaron todo lo que eran, en favor del progreso y de los valores que forman parte, al menos formalmente, de la cultura política de nuestras sociedades avanzadas contemporáneas".

Como familiares directos de los homenajeados Daniel Fernández Roiz y Maximino Gómez Gómez, y familiares políticos de Arturo Noriega Fernández y Pilar Gómez Lombraña, y como seguidores de todos los muertos por la libertad del mundo, en todos los tiempos, os invitamos a que gritéis con nosotros:

¡VIVA CANTABRIA REPUBLICANA!

Polaciones, 12 de Agosto de 2007.

Javier VARELA GÓMEZ y Manuel ALEGRÍA FERNÁNDEZ, miembros de Héroes por la República y la Libertad,

sobrino y nieto de fusilados y desaparecidos republicanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario